
Lentamente, como si no quisiéramos vivir el
momento, hacen acto de presencia los estudiantes para iniciar sus clases.
Rostros serenos, palabras de saludo en tono melancólico acompasadas por algunas músicas perdidas de ciertos celulares, muestran que en su interior bullen interrogantes
sobre la vida.
Sí amigos. Uno de los nuestros, un Lasallista, nos ha dejado.
Sí amigos. Uno de los nuestros, un Lasallista, nos ha dejado.
Atrás han quedado las horas que pasamos junto a Kevin y
que estarán vivas para siempre en nuestros recuerdos: sus bromas, su alegría, su disposición
servicial,...
Sé que no ha sido fácil para todos los que te conocimos, Kevin, enfrentarnos a un desenlace no deseado. Tú pusiste sobre la mesa la última carta que tenías escondida y con la que nos has sorprendido a todos.
Sé que no ha sido fácil para todos los que te conocimos, Kevin, enfrentarnos a un desenlace no deseado. Tú pusiste sobre la mesa la última carta que tenías escondida y con la que nos has sorprendido a todos.
Ahora, en tu
ausencia, seguiremos pensando en ti; no para culpabilizarte, sino para
reflexionar en tu partida y cómo
ayudarte. Demostrándote que seguimos recordándote y amándote; porque desde
nuestra visión cristiana creemos que somos algo más que un mero cuerpo
material. Que la vida continúa en un plano que trasciende a toda materia y a
nuestros cinco sentidos, para ir al encuentro del ORIGEN, que no es otro que
nuestro Creador.
Sí; hemos llorado tu partida, pero la tristeza
quedará atrás dejando paso a la esperanza. Es necesario sentir el dolor y
llorar para luego restaurar y fortalecer nuestro interior. Serán tus gratos
recuerdos, Kevin, los que poco a poco nos irán disipando ese dolor que ahora
tenemos.
Que tu partida nos ayude a vivir mejor nuestro
presente. Nos haga descubrir nuevas maneras de usar la libertad, a valorar la
vida, los seres queridos y la gente que nos rodea.
Un amigo y maestro de tu Instituto Lasallista que
siempre te recordará.
¡Hasta pronto!
Hno. José Luis.