Urubamba se encuentra a 57 km del Cusco vía Chinchero, y es una de las 13 provincias del departamento del Cusco. Nombrar Urubamba es impreciso, ya que una sola palabra designa el río, la provincia, el distrito y la capital de provincia. La ciudad se encuentra en el corazón del Valle Sagrado, a una altitud de 2.875 msnm y está asentada a orillas del río Vilcanota, que al pasar junto al municipio toma el nombre de río Urubamba.
Según documentos, esta zona se denominaba Valle de Yakay. Fue a partir del siglo XVII que comenzó a denominarse Urubamba. Tierras que eligió el inca Wuayna Ccapac para residir en ellas debido a su clima benigno y sus paisajes. Posteriormente, y tras la conquista, Francisco Pizarro se reservó estas tierras para él; pero será Pedro Ortiz de Orué quien fundará la ciudad de Urubamba años más tarde, entre 1570 y 1575.
Estas tierras son ahora, como lo fueron en tiempos de los incas, un importante centro productivo del maíz blanco. Por eso, en el centro de su Plaza de Armas destaca una pileta que en su parte superior hay una mazorca de maíz.
¿Qué ver en Urubamba?
Aparte de los impresionantes paisajes que la rodean, uno puede disfrutar visitando su Plaza de Armas, la iglesia colonial de san Pedro Apóstol, la festividad y el santuario Señor de Torrechayoc, el mercado, un taller de cerámicas de fama internacional (“SEMINARIO”) y la arqueología de su entorno (Palacio del inca Wayna Ccapac y otros restos arqueológicos próximos al núcleo urbano).
Urubamba, además de lo dicho, cuenta con un buen clima y una buena infraestructura hotelera y residencial. De hecho, muchos viajeros prefieren alojarse en Urubamba en vez de Cusco.
A continuación describo algunos lugares que todo viajero puede visitar:
El acceso principal está orientado hacia la Plaza de Armas, teniendo además otros dos accesos laterales. El de la izquierda está orientado a la calle Bolívar, y el de la derecha hacia la calle Grau. En la parte superior de la puerta principal hay dos aldabas o llamadores, que por estar a una elevada altura parecen tener más una función decorativa, propio de los edificios coloniales de la ciudad del Cusco. Estas puertas están también adornadas con clavos decorativos y otros herrajes.
Un pasillo con lajas une las puertas laterales con las calles adyacentes.
La planta del templo tiene forma de cruz latina, de una sola nave. El presbiterio y los brazos están conformados por las capillas laterales del transepto (Números 2 y 3).
El soto coro está junto a la puerta principal y es un espacio que precede a la única nave. Ambos espacios (nave y sotocoro) están separados por una mampara. El soporte del coro lo constituye un arco carpanel (arco rebajado) de piedra labrada.
Al presbiterio se accede a través de una escalinata de cuatro peldaños de piedra labrada con bordes redondeados. A ambos lados del presbiterio hay dos ambientes simétricos, correspondiendo el de la izquierda a la sacristía.
El retablo mayor del presbiterio (N°1) está fabricado en madera, dorado y policromado. Consta de tres cuerpos y tres calles; en el cuerpo central se encuentran en este orden de arriba hacia abajo las siguientes imágenes: el Padre Creador, el Espíritu Santo, el Hijo, y la imagen de San Pedro patrono de la parroquia.
En la parte inferior está el tabernáculo, forrado con planchas de plata labrada y decorado con motivos de fauna y flora.
En el crucero encontramos otros dos retablos de influencia barroca (siglo XVI y XVIII) de madera dorada y policromada. El de la izquierda (N°2) está dedicado al Hijo y el de a derecha (N°3) al Espíritu Santo. Así los tres retablos mayores están dedicados a la Santísima Trinidad, uno a cada persona.
En los muros contiguos a estos tres retablos se aprecia la existencia de pintura mural. En la capilla del lado derecho existe un vano de acceso a la escalinata que conduce al púlpito, situado en la pilastra derecha del primer arco de la nave. Este era el lugar desde el cual se predicaba en las iglesias. Hoy se hace desde el presbiterio, junto al altar. También hallamos en la bóveda del crucero una linterna poligonal.
A cada uno de los lados de la nave, además de las dos puertas de acceso, encontramos tres capillas bajo arcos de medio punto. Son las siguientes:
· Retablo de la Virgen de las Mercedes (N°4). Es de madera tallada y dorada. Contiene a la Virgen de las Mercedes en bulto y ricamente ataviada. En la parte superior está la imagen en bulto de San Lorenzo.
· Retablo de Cristo Nazareno (N°6). Realizado en madera pintada, con la figura de Cristo caído y cargando la cruz. Paso que se saca en procesión el Viernes Santo, en el encuentro con su madre la Virgen Dolorosa.
Situado al lado derecho de la nave, dedicado al Señor de la Misericordia, está engalanado por un retablo de madera tallado a mano y sin policromar. En la parte superior, la figura del arcángel san Miguel con armadura de general romano, amenaza con la espada a un dragón que representa a Lucifer o Satanás (según el Apocalipsis 12:7.)
Ambas figuras: San Miguel y el Señor, están realizadas en talla.
· Retablo de la Sagrada Familia (N°9). Es de cedro dorado y tallado con imágenes de la Virgen, el Niño y San José en bulto. A la derecha del retablo se halla San Juan Bautista y en la iz-quierda San Luis Gonzaga. En la parte superior hay un lienzo de la Virgen de Loreto.
El templo de San Pedro Apóstol fue declarado como Patrimonio Cultural de la Nación el 23 de enero de 1973 con R. S. Nº 2900-72-ED. Bajo la Dirección Regional de Cultura Cusco se llevó a cabo su última restauración entre los años 2006 a 2012, invirtiéndose 2 millones 589 mil 840 nuevos soles.
Rodean esta escena los quince misterios del rosario que son como una corona de rosas (de aquí rosario) que los hijos ofrecen como homenaje a su Madre.
En la parte inferior del cuadro se reflejan las ánimas del purgatorio que son salvadas por ser devotas del rosario. Aparecen también en los extremos de la parte inferior los mecenas de dicha obra: Don Juan Manuel Moscozo y Peralta (Obispo del Cuzco) y Don Manuel Gayozo y Guevara (cura de la villa). Además se señala la fecha en que fue ejecutada la obra: 1784.
Muy extendida está la advocación al Señor de Torrechayoc, Patrón Jurado de la ciudad de Urubamba, y llamado cariñosamente “gringo” por sus devotos. Es una fiesta movible ya que se celebra el domingo de Pentecostés. Distintos eventos se programan para su celebración; entre ellos la peregrinación anual desde el año 2000 al Abra de Sicllacasa, lugar donde arrancan las leyendas que dieron inicio de la veneración de la Santa Cruz.
Hemos de ubicar el Abra de Sicllacasa en el sector limítrofe entre la
ciudad de Urubamba y Lares, en plena cordillera de los Andes a 4780 msnm y que
a la vez era una ruta natural que realizaban los caminantes y comerciantes de
ambas zonas. Quedó intransitable tras el terremoto de 1650, hasta que en 1867
se reabrió dicha ruta colocando una cruz en el punto limítrofe.
A partir de
aquí nacen las distintas leyendas en torno a la Cruz de Sicllacasa; hasta que
el 24 de enero de 1882 se organizó una expedición al Abra de Sicllacasa para
traer la Cruz a la ciudad de Urubamba y colocarla en una capilla que pronto
resultó pequeña.
Estos son los dos pequeños
retablos de madera que se añadieron en el año 2021. Se hallan en la nave
central, junto al presbiterio.
El templo actual es de una
sola nave con un único retablo elaborado en madera tallada en pan de oro y de
estilo barroco. En él destaca la venerada Cruz del Señor de Torrechayoc. Este
retablo es el resultado del aporte conjunto entre el Arzobispado del Cusco, la Municipalidad
Provincial de Urubamba, las diversas hermandades, comparsas de danzantes y
feligresía en general.
Mons. Richard Daniel Alarcón,
Arzobispo del Cusco, el 1 de mayo de 2016, presidió la Santa Misa de Inauguración
del Retablo actual.
El día central es el 3 de mayo. Se inicia en
la víspera por la noche trasladando las cruces desde los cerros y santuarios.
En esta zona numerosas personas visitan la ciudad de Urubamba para venerar las
santas cruces que se reúnen en la iglesia de San
Pedro para celebrar la eucaristía.
Su construcción data del siglo XVII (hacia 1650) en plena
época colonial. Aún hoy día se pueden observar parte de las estructuras
arquitectó-nicas coloniales de sus inicios (antes religio-sas), ya que se han
conservado en el proceso de adaptación y remo-delación que tuvo lugar en el año
2007 para el uso hotelero (Hotel San Agustín).
En la actualidad, los fieles
de la comunidad campesina de Chichubamba siguen celebrando en esta iglesia
algunas festividades religiosas.
Las imágenes que hallamos en su interior, al igual de muchas otras de
esta zona andina, llaman la atención por la suntuosidad de sus vestidos, los
cuales se colocan sobre los hombros dando a la imagen una forma triangular. Otro
detalle a destacar de estas imágenes son los cabellos que, en muchas ocasiones,
la peluca está realizada con pelo natural.
Cuando los frailes franciscanos se trasladaron al Cusco, esta propiedad fue pasando en manos privadas de unos dueños a otros, hasta convertirse en el hotel turístico de hoy.
Gran parte de lo que fue este palacio inca lo ocupa en la actualidad el cementerio de la ciudad y otra gran parte lo ocupan fincas particulares. Fue un centro administrativo y político, que a su vez sirvió de descanso. Según observa Juan Antonio Belmonte, fue incendiado por Manco Inca en su huida hacia la selva ante el avance de los españoles.
Antes de centrarme en el recinto
arqueológico, debo aclarar que el término “palacio”
es de origen europeo. Lugar de residencia y propiedad de un noble o rey.
Mientras que en la sociedad inca, aparte de ser una vivienda, tenía espacios
públicos dedicados a funciones religiosas; así lo vemos en este caso del
palacio de Wayna Ccapac, en donde tenemos la presencia de una “huaca” que fue
motivo de culto y veneración. A ello se suma el elemento agua, tan importante
en los centros ceremoniales y que resulta un bien muy apreciado por la sociedad
agrícola, donde el derroche de este elemento era manifestación del estatus y
poderío económico.
Esto nos indica el carácter
también sagrado que desempeñaba el palacio, fuera o no residencia fija del
gobernante-dios con poder absoluto sobre súbditos y tierras. Hay estudiosos que
afirman de este recinto que fue un Tambo o lugar de alojamiento para los
viajeros.
Frente a este muro descrito y en medio de la calle
JR Los Incas se conserva aún una “Wuaca” (muy alterada) que representaba al
cerro Saywa (cerro que alcanza una altitud de 3.840 msnm). Esta piedra sagrada,
como tantas otras, fue objeto de culto porque representaba sacralidades [apus],
las cuales eran veneradas a través de ceremonias.
Si entramos en el recinto del cementerio, a mano derecha, podremos observar parte de un muro inca que aún se conserva.
Si nos desplazamos por el camino exterior del
cementerio, en el lado izquierdo, pronto observaremos dos torreones junto a
otros restos arqueológicos incas. Estos torreones, en su origen, eran iguales.
Uno de ellos ha llegado casi intacto hasta el día de hoy. Están realizados con
piedras y barro; en su interior observamos ocho hornacinas, cuatro a cada lado
de las puertas, que servían para depositar ofrendas. El piso está aplanado y
hay una ventana en la parte superior del torreón que servía para divisar a los
caminantes que se acercaban al lugar.
Una puerta de triple jamba daba acceso al recinto a todos los que llegaban por el camino del Qhapagñan. Recordemos que la triple jamba era carac-terística de los lugares más importantes o sagrados.
A
pocos metros hallamos recintos en forma cuadrada que pudieron ser lugares de
culto o aposentos para el descanso de los viajeros.
Por la puerta
orientada hacia el este, los rayos de sol entran directamente el 21 de
diciembre; mientras que al atardecer los rayos solares penetran por la puerta opuesta.
Urubamba se encuentra rodeada de cerros tutelares. Uno de ellos es
la montaña Saywa de 3.839 msnm, ubicada
al noreste de la ciudad y de pequeño tamaño si la comparamos con los nevados
cercanos como es el Chicón (5.530 msnm) y el Pumahuanca (5.318 msnm).
Desde la parte inferior del apu Saywa se observan en la cumbre del cerro dos torres incas denominadas “Sukankas” y separadas entre sí por unos 45 metros. Tras la conquista de los españoles se puso una cruz sobre una de ellas. Hace unos años, tras la restauración de las Sukankas, la cruz fue desplazada a un extremo del mismo cerro.
La ruta de ascenso es de 3,6 km. (según Mapa Wikaloc l Ruta Saywa). Urubamba está a una altitud de 2800 msnm. Hemos de ascender en zigzag unos mil metros hasta los 3.839 msnm. El ascenso puede durar aproximada-mente unas 3 ó 4 horas si la persona está poco preparada.
En la actualidad son las dos
únicas Sukankas que han perdurado hasta hoy desde el incanato. Estas, estaban
relacionadas con el palacio Wayna Ccapac para precisar el hito del solsticio.
Es durante el mes de junio que podemos divisar desde la waca del sol situada
detrás del cementerio de Urubamba (en lo que fue el palacio de Wayna Ccapac),
cómo el sol sale entre las dos torres ubicadas en el cerro Saywa.
Pues bien; dentro del municipio de Urubamba y en dirección a Pumahuanca,
se encuentran ocho colcas o qolqas (depósitos donde se almacenaban los
excedentes productivos) situadas en la ladera del cerro..Huamanmoqo (o
Corralmoqo) a una altitud de 2.912 m.s.n.m. Estas qolqas son de base
cuadrangular (4 x 4 m. aproximadamente) y con una altura de unos cinco metros,
separadas entre sí por unos 50 centímetros. Se sitúan en dos niveles de terraza
(cuatro en cada nivel) con sendos muros de contención de unos 3 m. de altura.
La construcción de estos grandes depósitos solía estar bien elaborada,
ya que debían tener un buen sistema de ventilación. Su ubicación en las laderas
de la montaña también era importante para lograr la mayor circulación de aire
posible, con la finalidad de conservar los productos almacenados.
Para acceder a este lugar debió de existir, unos metros antes, una puerta de control en medio de un muro semicircular que hoy está muy deteriorado. Es de notar en estas qolqas los orificios en su parte inferior para facilitar la ventilación.
La gente del entorno las llama “Chullpas”, así como un hotel cercano que
lleva este nombre. Aclaremos que las chullpas, a diferencia de las qolqas, eran
monumentos funerarios construidos principalmente para personas de alto rango
social.
En el entorno de estas qolqas se
hallan algunas tumbas cubiertas de maleza huaqueadas y abandonadas en la
actualidad (como muestro en esta tercera imagen).
En el camino de acceso, que no es largo, podemos disfrutar del rico olor de diversas plantas aromáticas; es un sendero que en su ascenso no representa peligro, y podemos divisar desde él bonitas panorámicas de la ciudad de Urubamba y del rio Vilcanota.
Frente a estas qolqas, al otro lado del río Pumahuanca, y en la ladera
del cerro Kuntursenqa, existen otras construcciones arqueológicas en muy mal
estado de conservación. Sólo una qolqa aislada está reconstruida.
En ambos lugares podemos observar, bajo los roquedales del entorno, tumbas que han sido profanadas y abandonadas en medio de una abundante vegetación.
En las fotografías que
muestro se aprecia el trabajo realizado en piedras de granito labradas, con abundantes
ventanas y nichos, así como edificaciones de dos pisos. Visto desde la altura
podemos observar la distribución de los espacios, donde los recintos están
unidos entre sí, albergando espacios públicos o canchas.
Al contemplar la
portalada de una vivienda, esta nos proporciona cierta información sobre sus
dueños. En el mundo rural andino, donde
se utilizaba el adobe y la madera como elementos básicos de la
construcción, el hecho de que una
familia pudiera pagar un picapedrero y emplear piedra labrada en su vivienda,
era ya signo de una posición social más elevada. También en ocasiones se da a
conocer el nombre (o iniciales) del propietario (padre de familia), o se
manifiesta el rango nobiliario mediante el escudo de armas.
En Urubamba podemos
hallar algunos dinteles con blasones heráldicos o escudos de armas, aunque son
escasos, como signos de pertenencia a un linaje señorial. También encontramos
en ocasiones portadas que están
decoradas con elementos autóctonos de flora y fauna, así como de influencia
europea.
Considero que el
presente escrito no es un trabajo técnico ni exhaustivo sobre las numerosas
portaladas que hay en Urubamba. Tan solo pretendo sensibilizar a las
autoridades e ilustrar a la población sobre la riqueza de este sencillo
patrimonio. Algunas de estas portadas se encuentran en buen estado, pero la
mayoría muestran un deterioro o descuido a causa de que están infravaloradas
por el municipio, entidades culturales e inclusive por sus mismos propietarios.
Para preservar y
revalorar estas portadas el Consejo Municipal de esta ciudad debe tomar
conciencia y actuar mediante algunas de sus comisiones a ejemplo del pueblo
vecino de Maras, donde sus portadas son consideradas Patrimonio de la UNESCO.
A continuación expongo,
como muestra de lo dicho, algunos de los dinteles que actualmente se pueden contemplar
en nuestra localidad de Urubamba.
Portada ubicada en Jirón Sagrario N°542.
En ella no se precisa el año de su origen. El dintel está sostenido por dos jambas de forma cuadrada sin decorar y cada una está rematada por un capitel sencillo.
El dintel, en su parte central, presenta un círculo que contiene en su interior un monograma del nombre de Jesucristo IHS (Iesus Hominum Salvator - Jesús Salvador de los Hombres, en latín), coronado con una cruz, que es también símbolo representativo de Jesucristo, así como los tres clavos unidos por sus puntas y sobre un corazón. Símbolos estos muy frecuentes en la heráldica de la Compañía de Jesús.
La portalada se ve rematada por una cornisa labrada en cuatro piedras sobre el dintel.
Portada ubicada en Mariscal Castilla (sin número)
Remata la portalada una cornisa labrada en varias piedras, que sobresale y está unida al dintel mediante molduras escalonadas.
Portada
ubicada en Jirón Belén N°920.
El centro del dintel lo ocupa un semicírculo, mostrando en su interior una custodia en forma de sol con la cruz en su interior. Junto a ella, y a ambos lados, aparece un candelabro con la vela.
Destaco la leyenda poco visible situada en la parte inferior del dintel que dice:
Portada ubicada en Jirón Sagrario N°480.
Interesante
portada debido a su abundante decoración y al buen estado de conservación a
pesar de que la vivienda ha sido reconstruida en varias ocasiones. Es un
exconvento de los jesuitas y en su dintel se precisa la fecha de ejecución
(1793).
Coronan el escudo tres semicírculos; el del centro, contiene medio sol con sus rayos solares y candados incompletos en los otros dos semicírculos.
Entorno al escudo existe una leyenda que dice: “CASTRO AÑO DE 1793 SE ACABÓ”. A ambos extremos del escrito hay dos figuras de animales que semejan leones, simétricos y mirando ambos hacia el centro. Completan el dintel en sus extremos, dos piedras rectangulares en posición vertical y labrados con dos cuadrados superpuestos cada una.
Dos jambas de forma cuadrada sostienen el dintel y cada una de ellas está formada por cuatro piedras que presentan idéntica decoración, excepto las situadas bajo los capiteles, donde una de ellas tiene invertida la decoración.
Sobre sendas bases cuadradas descansan las pilastras y estas se unen al dintel con sencillos capiteles decorados con molduras. Remata esta valiosa portada una cornisa que sobresale bastante y está labrada en cinco piedras con molduras escalonadas.
Portada ubicada en Jirón Bolívar (sin número)
Es
una portada de líneas simples, donde sus jambas están sin decorar y coronadas
por sendos capiteles sencillos. Sostienen un dintel compuesto por tres piezas,
del que sobresale un corni-samento en su parte superior.
Dentro del dintel y en la piedra central del mismo, encontramos varias inscripciones. Sobre ellas, y de manera simétrica, hay en ambos lados la letra omega del alfabeto griego. En la parte central aparece el anagrama de Jesucristo rematado con una cruz sobre la “H”, y debajo de ésta encontramos los tres clavos que hacen referencia a la pasión.
Al lado derecho del dintel está el anagrama de MARÍA y en el izquierdo el de san JOSÉ.Muestro un escudo en el que aparecen también los tres anagramas.
Así pues, esta portada estaría dedicada a la
Sagrada Familia.
Remata la portada en su parte superior, una cornisa que sobresale y se une al dintel mediante una moldura.
Llama la atención en el dintel, el escudo decorado con adornos externos. Alrededor de este blasón aparece la inscripción: AVE MARÍA. Y una cruz griega o “X” que se intercala entre cada letra de esta advocación.
En el campo inferior del escudo se muestra un dragón de perfil orientado hacia la diestra y girando la cabeza hacia tras.
Rematando el escudo en su parte superior y sobre la cabeza del águila, aparece un semicírculo solar con sus rayos, conteniendo en su interior la letra “V” de la advocación mencionada.
Frente a las jambas han colocado recientemente dos columnas seccionadas con capitel jónico y cuya función es ornamental.
El dintel de esta portalada está formado por tres piedras trabajadas. Las situadas en los extremos exhiben el anagrama o símbolo de los jesuitas que tantas veces se repite en las portadas de Urubamba y en otras poblaciones cercanas. Se trata, como ya hemos aclarado, del anagrama de Jesucristo rematado con una cruz sobre la “H”, y los tres clavos de la pasión bajo esta misma letra.
Un
león yace a sus pies, y la vegetación envuelve la escena.
Remata la portada una cornisa compuesta por cinco piezas líticas.
Portada ubicada en Jirón Bolognesi (sin número)
Los capiteles simétricos e invertida la posición, muestran una sencilla decoración con una flor de lis en su interior.
Tres
piezas líticas componen el dintel, siendo la mayor la del centro, siendo la
única decorada. Su diseño trata de reflejar la simetría, ocupando el centro un
círculo cuyo interior contiene esculpida la cruz sobre la letra “H”, y a sus
lados la “I” y la “S” (casi borradas) del anagrama jesuita.
A
cada lado de este círculo central se hallan dos dígitos y una letra sobre
ellos. Los números corresponden a la
fecha de construcción (19 – 63), siendo las tetras: “B” y “V”.
Completan el dintel en sus extremos otros dos círculos que contienen cada uno un jarrón con tres flores cuadrifolias.
Portada
ubicada en Mariscal Castilla (sin
número)
Esta portada se halla relativamente en buen estado de conservación. Las jambas, de forma cuadrada, están sin decorar y rematadas por un sencillo capitel decorado con molduras. Las pilastras descansan sobre sendas bases cuadradas.
Un segundo capitel, de sencilla decoración, aumenta la altura de la portada y mejora su diseño.
El dintel ha sido tallado evocando la sagrada eucaristía. Sus ilustraciones están repartidas a ambos lados del eje de simetría que lo ocupa la custodia. La sagrada hostia está rodeada de rayos solares y en su interior podemos observar una cruz.
A cada lado de la custodia, y de manera simétrica, se encuentra el cirio y una persona postrada de rodillas en actitud de adorar. También en los extremos del dintel aparece el diseño de un motivo vegetal que puede hacer referencia a la vid.
Remata la portada una cornisa que sobresale y que está labrada en varias piedras.
La iconografía en Urubamba.
Al hablar de iconografía me refiero a los anagramas, inscripciones y siglas que aparecen en los dinteles y jambas de las portadas. Muchos de estos signos son de carácter religioso y, como ya he señalado anteriormente, tienen en su origen la finalidad de proteger.
Este signo cristiano va unido casi siempre
al monograma IHS o JHS. Letras mayúsculas que corresponden a la etimología
latina Jesus Hominum Salvator (Jesús Salvador de
los Hombres). En 1541 san Ignacio utilizó este antiguo monograma en su sello
como Superior de la Compañía de Jesús, convirtiéndose en el símbolo de la
orden.
Como podemos observar en la imagen se añadió una cruz sobre la H, y los tres clavos que hacen referencia a la pasión de Jesús. Es muy corriente rodear el IHS con un sol radiante y colocar debajo de las letras los tres clavos de la pasión unidos por sus puntas.
El Papa Francisco,
siendo jesuita, adoptó este monograma en su escudo episcopal.
Veamos algunos ejemplos en la ciudad de Urubamba.
Encontramos también dinteles con los tres anagramas dedicados a la sagrada familia (Veamos dos ejemplos)
Jirón Comercio n° 347 (MARÍA – JESÚS – JOSÉ)
Y en Jirón Mainique n° 409 donde los anagramas de José y María está
invertida la posición con relación al dintel anterior.
Otro icono religioso que abunda en los dinteles de Urubamba es la representación que alude a la Sagrada Eucaristía; tema que ya vimos en la portalada de Jirón Belén n° 920 y en la de Mariscal Castilla s/n. Generalmente aparece diseñada una custodia acompañada de una frase como en el caso mencionado de Jirón Belén que es la siguiente:
Otra muestra lo vemos en el siguiente dintel situado en Jirón Mainique n° 414. Tiene la misma frase haciendo referencia a Jesús en la Eucaristía: “ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO”.
Nótese el añadido reciente “AL” y la terminación “mo” y “to” sobre las palabras correspondientes. El cáliz y la sagrada hostia son el icono con que se representa aquí la Eucaristía. En el caso de Jirón Belén n° 920, como ya vimos, se hace con la custodia.
El sol que rodea la hostia es símbolo de Jesucristo desde los orígenes del cristianismo. Es Jesús quien ilumina la humanidad de quien cree en él.
El sol rodea la hostia como analogía. Así como el sol es necesario en la tierra para producir vida, así es visto Jesús por los creyentes, desde los orígenes del cristianismo, para producir vida.
“ALABADO CEA EL
SANTISIMO SACRAMENTO”
En Jirón Bolognesi n° 228
Encontramos también, aunque pocas, figuras esculpidas en relieve como ocurre en estas dos imágenes:
A sus lados aparece el año de 1935
Esta otra se halla en Mariscal Castilla n° 640.
Imagen esculpida en ambas pilastras.
Ambos personajes, con barba y bigote, parecen pertenecer a la nobleza europea por la gorguera y la corona que cubre su cabeza.
Portada ubicada en Jirón Comercio N° 116
No se aprecia el año de su origen. Sus dos jambas de forma cuadrada están sin decorar y se unen al dintel mediante dos capiteles sencillos.
Remata la portada en su parte superior, una cornisa que sobresale y se une al dintel mediante una moldura escalonada. El dintel presenta la siguiente inscripción: “ALABADO EL SANTÍSIMO”; y sigue la abreviación C°
Bajo esta expresión que hace referencia a Jesús en el sacramento de la Eucaristía, aparecen dos leones rampantes con corona real y sosteniendo la borla marcaypacha, que era la corona del inca y símbolo del poder imperial.
Reitero antes de terminar este tema de las portadas, la situación de abandono en algunos casos y el mal trato de otras. Espero que las entidades competentes, así como los dueños o inquilinos de la casa se pongan a valorar esta riqueza que nos han transmitido.
Excelente publicación! Muchas gracias por compartir muy buena información.
ResponderEliminarMagnifico reportatge, espero poder disfrutarlo en persona algun dia. Salud hermano Vadillo y un abrazo desde Banyoles.
ResponderEliminarQué interesante hno. Algunas detalles que muchos desconocen.
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