Ante la preocupación y situación que vivimos, bien merece un breve comentario.
Llevo en Lima
casi mes y medio sin poder viajar a Urubamba. Vine a Lima capital por dos
motivos: reunión de directores y revisión médica. Aquí me pilló la orden de confinamiento y
cierre de fronteras y paralización del transporte interior del país.
Durante mi estancia en la capital, la acogida de la
Comunidad de Bruño ha sido exquisita, pero los días se me hacían largos pues no
vine preparado ni con lo necesario para tanto tiempo.
Así comentaba yo a primeros de marzo mis apuntes sobre
el inicio de la pandemia:
“Este nuevo virus pertenece
a la familia de los Coronavirus. Es una nueva cepa que no se había encontrado
antes en el cuerpo humano. Se llama “coronavirus” por tener una especie de picos en la superficie
que semejan una corona. Al comienzo de su aparición se le denominó de varias
formas, quedando como la más común como CORVID-19”.
Los primeros casos se detectaron en la ciudad Wuhan, situada en la provincia china de Hubel a finales del año 2019. Se cree que este virus saltó de algún animal al humano, alcanzando una rápida propagación; de forma tal que el 30 de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud lo declaró una situación de emergencia internacional.
A mes y medio de su aparición creó una alar-ma internacional que ha repercutido en la eco-nomía. Pero, así como se propagó rápidamen-te, también avanza la investigación sobre este nuevo virus.
En Perú, ante la confirmación de 16 pacientes infectados a fecha de 11/3/2020,, el presidente de la nación, Martín Vizcarra, comunicó por televisión la suspensión de clases y actividades masivas hasta el 30 de marzo.
Esta medida fue acompañada de una serie de orientaciones para combatir a nivel personal y nacional el avance de esta pandemia, tal como lavarse con frecuencia las manos y mantener una distancia prudente entre las personas, el uso de mascarillas, etc...
Esta medida fue acompañada de una serie de orientaciones para combatir a nivel personal y nacional el avance de esta pandemia, tal como lavarse con frecuencia las manos y mantener una distancia prudente entre las personas, el uso de mascarillas, etc...
Tres días
más tarde, 19 de marzo, se activó en Perú el toque de queda. Inmovilización
social obligatoria a partir de las 8 de la noche hasta las 5 de la mañana.
Aunque no era un confinamiento en toda regla, sí fue una medida de las más drásticas llevadas en
el continente americano.
Próximos a finalizar la fecha del aislamiento,
el jueves 26 de marzo, se dio la orden de ampliarlo 13 días, hasta el doce de
abril. Esta prórroga se debió a dos motivos: la irresponsabilidad de algunos
ciudadanos y la demora en hacer pruebas que detectasen el COVID-19.
Martín
Vizcarra comunicó en esa fecha algunos datos del momento: 8.639 pruebas
realizadas, 580 casos confirmados y 58 han requerido hospitalización.
Durante este período de aislamiento, el Presidente del
país, anunció que el inicio de clases (forma presencial) se postergaba hasta el
4 de mayo. Mientras, a partir del día 6 de abril se trató de atender al
alumnado vía digital. Todo un reto ambicioso para el país en el sector
educativo.
A fecha 02-de marzo se endurecieron en el país, las
medidas para frenar el avance del virus. Sólo podían salir de sus domicilios por
necesidades básicas los varones en los días: lunes, miércoles y viernes; a las
mujeres se les asignaron los martes, jueves y sábados. El domingo confinamiento
total en todo el país. Dos datos de infectados hasta esa fecha eran: 1.414
infectados y 55 muertos.
A pesar de que Perú no tiene una organización
sanitaria eficiente, distintos colectivos que trabajan en servicios públicos,
sociales o privados (como ha sucedido en otros países) están dando un
maravilloso ejemplo de coraje, entrega y dedicación profesional ante esta
situación de epidemia. Como ciudadano, desde
estas líneas, les dirijo mi agradecimiento, admiración y apoyo; y la oración
como creyente.
Durante este largo período de cuarentena, las
autoridades eclesiásticas recomendaron a los fieles seguir fielmente las
indicaciones de la autoridad civil. A poner la confianza en el Señor en tiempo de prueba, ya que nunca nos deja de
su mano y que sostiene nuestra esperanza.
Han sido
tiempos en los que se ha manifestado la solidaridad humana y especialmente
hacia las personas más débiles, necesitadas de ayuda, enfermos mayores y solos.
Muchas personas y colectivos han sido un gran ejemplo de entrega generosa, no
exenta de riesgos, que han ayudado en esta crisis, cada cual desde su
responsabilidad.
El día 27 de marzo, el Papa Francisco elevó una
oración y la bendición “Urbi et Orbi” por la emergencia mundial del
“coronavirus”. Instó al mundo a “remar
juntos”. "Estamos todos en la misma barca y somos
llamados a remar juntos", "a activar
la solidaridad, capaz de dar sentido en estas horas en las que todo parece
naufragar". "Tormenta
inesperada y furiosa que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al
descubierto esas falsas y superfluas seguridades".
La Iglesia, frente al coronavirus
La Iglesia Católica, vio desde el inicio del
“coronavirus” la fragilidad humana y cómo quedaron alteradas todas las
actividades sociales y religiosas. Así surgió la necesidad de transmitir la
eucaristía a través de los medios de comunicación, acto en el cual se involucró
nuestra emisora Radio La Salle Rimarinacusunchis, con la finalidad de que los
fieles se sintieran acompañados en su casa, especialmente durante la Semana
Santa.
En los
países donde es significativo el número de fieles católicos, la Iglesia ha
sabido estar junto al Estado y ha sido la institución más importante y más
encarnada en la realidad del pueblo. El mismo Papa Francisco ha apoyado las decisiones de las
autoridades en la cuarentena y a la vez ha pedido valentía a los curas, monjas
y frailes; que no se encierren, que salgan a las calles a consolar y acompañar
a la gente.
Sé que las instituciones afines a la Iglesia forman un gran 'ejército de
solidaridad' compuesto por ONGs con diversos proyectos de ayuda a
los más vulnerables, múltiples servicios de Cáritas, Manos Unidas, comedores sociales, albergues, casas de
acogida, asilos de ancianos, rehabilitación a
drogodependientes, atención a emi-grantes, centros para la mujer y víctimas de la violencia…
¿Y qué decir del ejército
de voluntarios o de los medios de comunicación, como son las emisoras, que
despliegan información y ayuda a allí donde el Estado no llega a cubrir las
necesidades más básicas de las personas?
En medio de esta gran tragedia
humana tengo una gran esperanza. La
Iglesia y la sociedad experimentarán un cambio profundo en las políticas
nacionales e internacionales, así como en el corazón de cada persona, avanzando
en el camino de la solidaridad y
fraternidad.
Hno. Robert Schieler
(Superior General)
Paralelamente a esta situación de la pandemia, con
fecha del 25 de marzo, el Hno. Robert
Schieler nos comunicó a todo el Instituto Lasallista su traslado a Estados
Unidos para someterse a un trasplante de hígado a la vez que pedía unirnos en
sus oraciones.
El Hno. Vicario
General, Jorge Gallardo, nos informaba al día siguiente del éxito de la
operación. Nos pedía continuar orando
por el Hno. Robert, así como por la generosa persona que donó su hígado para
hacer posible el trasplante.
El siete de abril era dado de alto del hospital,
aunque continuaba la recuperación en la Comuni-dad Ammendale, cerca de Baltimore
hasta su total recuperación.
Siete de abril
Este día hacemos memoria de
la muerte de San Juan Bautista de La Salle, Patrono de los Educadores y
Fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Este año 2020 hemos
iniciado la SEMANA SANTA prolongando el encierro con toque de queda hasta el día
16 de abril dictado para combatir el coronavirus. Las autoridades
religiosas nos han invitado a celebrarla de manera novedosa en este tiempo de
adversidad, a la vez que mostramos nuestra solidaridad y oración con las
víctimas de la pandemia.
Durante estos días se han programado
horarios adecuados para transmitir las funciones religiosas por los distintos
medios de comunicación. En Lima he podido seguir los actos litúrgicos de la
parroquia de Urubamba gracias a FORASTEROTV.
Hoy somos un pueblo
sufriente. Extre-madamente frágil. De algún modo somos un pueblo crucificado por
un bicho pequeñísimo que nos ha revelado nuestra pequeñez y ha hecho ridículas
nuestras pretensiones vanas de grandeza, nuestras clasificaciones socia-les,
nuestras vanidades y desde luego todas nuestras fronteras.
Estos días nos hacemos
cargo de lo que significa la pasión del Señor y nos disponemos a experimentar
que nuestro Dios es un Dios de vivos. Es un Dios de esperanza. Es un Dios que
no consiente que la muerte tenga la última palabra. Pero también sabemos que
no hay resurrección sin cruz. La Semana Santa nos introduce en un drama en
donde se expresa la intensidad de lo humano y de lo divino, la vida y la muerte.
En este drama, Jesús brilla con luz propia. Sólo Él puede salvar. Sólo en Él
podemos decir con convicción “Todo va a salir bien”. ¡FELIZ SEMANA SANTA!
Este es
el día en que actuó el Señor.
Sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad
gracias al Señor porque es bueno,
Porque es
eterna su misericordia.
¡Aleluya,
aleluya!
En este
tiempo en que celebramos la victoria de Jesús, quien ha vencido a la muerte, os
deseo ¡FELIZ PASCUA DE RESURECCIÓN!
Para los cristianos, la Resurrección es el
fundamento de nuestra esperanza, es decir, la fe cobra un sentido de superación
de los límites humanos y nuestra finitud, se ve glorificada en Cristo Jesús.
Que
durante este tiempo de Pascua, nuestro vivir se encamine hacia una
conversión del corazón. Que en nuestras vidas exista la paz y el diálogo
sincero. Ojalá nosotros mismos seamos instrumentos de paz y unión.
Así que calma, amigos y tranquilitos en casa.
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