viernes, 29 de abril de 2011

SEMANA SANTA - 2011 (desde Urubamba)

SEMANA SANTA-2011
(Las imágenes las puedes ver a mayor tamaño pulsando el ratón sobre ellas)

       A diferencia de otros lugares, sólo se paralizan durante tres días las actividades escolares. Son suficientes para vivir con intensidad los acontecimientos más importantes de la fe cristiana. Por estas latitudes, en plena cordillera andina (Valle Sagrado de los Incas), no se  piensa en unas vacaciones de playa, nieve o diversión.  Sus sencillas gentes viven con devoción y entrega la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.  Al acompañarles durante estos tres días en sus actos litúrgicos, me viene a la mete un juicio de valor: su fe la   fundamentan más  en la cruz, que en la resurrección del Señor. ¿Será por la dureza con que les trata la vida? Si es así ¿por qué aflora la felicidad siempre en sus rostros? Un descubrir día a día el sentido a la vida, llama a mis puertas a cada amanecer, rodeado de sonrisas, saludos, palabras amables, afecto cariñoso que me brindan sin exigir nada a cambio. ¡Gracias, Señor por hacerme ver que estos son tus preferidos!

       Domingo de Ramos (17 de abril).  Seis de la mañana. Comienza a amanecer en el valle. Es la hora señalada para iniciar la Bendición de Ramos ante el atrio del templo de San Pedro Apóstol, sito en la Plaza de Armas. En procesión por las calles de Urubamba vamos acompañando al Señor de Ramos.
 Se trata de una imagen de Jesús que se coloca sobre un jumento haciendo el recorrido hasta el santuario del Señor de Torrechayoc. Es en este lugar donde se celebra la eucaristía. El templo se encuentra abarrotado de gente. En el exterior, mujeres que venden palmas, ramas de olivo y toda clase de plantas con propiedades medicinales.

  Martes (día 19) Acudía a la eucaristía muy de mañana (las 6 h.) que se celebraba en una iglesia de rico historial, pero que permanece cerrada durante todo el año por ser propiedad privada y formar parte de un hotel. Setrata del Hotel San Agustín (Monasterio de la Recoleta). Fue el primer monasterio católico de Cusco, construido en el siglo XVII en plena época colonial y administrado por los padres franciscanos. Conserva su iglesia primitiva (dedicada a San José)  con portada de piedra dintelada  y su espadaña también de piedra con dos cuerpos de campanas y tres vanos con arcos de medio punto. Es de destacar también su valioso claustro.

En las imágenes de la Virgen, Jesucristo y los Santos que decoran las iglesias de esta zona andina llama la atención la decoració y la suntuosidad de sus vestidos. Las imágenes son revestidas con ropas verdaderas. Los mantos puestos sobre los hombros suelen ser largos y dan a la imagen una forma triangular. Otro detalle a destacar son los cabellos, cuya peluca está hecha con pelo natural.
  
      Las procesiones:
       Durante la Semana Santa se sacan en procesión las imágenes de Cristo y María, entre las que destacan la Dolorosa, el Sto. sepulcro y  la imagen del Cristo en la cruz, llamado “Taytacha” o “Señor de los Temblores”.  Ya de mañanita, los jóvenes, salen a la montaña  a recoger la flor de nucchu. Se trata de una planta silvestre muy delicada que da una flor roja y que florece en esta época. Dichas flores son lanzadas por los jóvenes desde los balcones al pasar el “Taytacha”. También realizan coronas con dicha flor para colocarlas sobre las imágenes al pasar bajo el balcón y en ocasiones con cierto riesgo como muestra una de las imágenes.

       La imagen del “Taytacha” clavado en la cruz es una fugura tallada en madera con una fuerte expresión de dureza y dolor ante la agonía. Tiene la cabeza inclinada, barba y los ojos entrecerrados. Tras una  larga cabellera humana, sobresale una corona en forma de rayos… Cubre la parte inferior del Cristo un recargado y vistoso faldón.
      Son numerosas las ciudades del Perú en las que se realiza esta procesión con el Cristo de los Temblores. La de mayor fama la posee el Cusco, en donde el culto se remonta  a la época colonial, cuando en 1650 un terremoto destruyó la ciudad y la población decidió sacar el Cristo por sus calles. (Recordemos el relato evangélico de San Mateo: “… el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron”)

        El recorrido por las calles de la población , a paso lento, dura unas dos horas. Al finalizar la procesión, en la Plaza de Armas y delante de la iglesia de San Pedro, son numerosos los exvotos confeccionados con la flor roja del “nucchu”  que pendían de la cruz balanceándose con el movimiento del paso.

     Desde los balcones, la juventud, coloca los exvotos sobre las imágenes y arroja las florecillas rojas, que se depositaban sobre la cabellera y los hombros del Cristo recordando el color de la sangre.
       Procesión silenciosa y concurrida. Me llamó la atención la función de los celadores. Personas estas  responsables de mantener ese clima de silencio a base de propiciar un latigazo (y no suave) al que ven hablando o jugando, en especial los niños.


       Al llegar al final del recorrido, el portalón de la iglesia permanece cerrado. El pueblo en masa observa el movimiento circular del Cristo que los cofrades realizan con maestría. El “Taytacha”, apunto de entrar de espaldas por el portalón de la iglesia, se inclina en las tres direcciones y bendice a su pueblo.

      Se abre el portón, y ante la multitud de rodillas, se hacen sonar sirenas, claxon y campanas. La orquesta, que hasta entonces ha tocado melodías lentas y suaves, irrumpe con una música dinámica y fuerte. Es entonces cuando el Señor de los Temblores ingresa en el templo cerrándose el portón. La plaza empieza a vaciarse y algunos fieles solicitan la flor roja depositada sobre el paso del Cristo.

     Jueves y viernes santo: La liturgia de estos días se ha realizado en el Santuario del Señor de Torrechayoc debido a que continúan las obras en la parroquia.  Ceremonias largas pero llenas de significado: lavatorio de los pies, Viacrucis, procesión, nombramiento de llavero mayor, adoración nocturna de las instituciones, las siete palabras (el Hno. Javier comentó la séptima), adoración de la cruz y … representación del descendimiento.

       De todo ello, común a lo que se realiza en muchos pueblos y ciudades, destaco el descendimiento del Viernes Santo. Se trata  de una nueva escenificación que por primera vez se realiza en Urubamba este año 2011, después de haber sido restaurada la imagen articulada del Cristo.
      Seis cofrades vestidos de blanco entran en procesión a la iglesia junto con otros seis que llevan a hombres una preciosa urna en la que depositarán la imagen del Cristo. Con un ritual parsimonioso quitan la corona de espinas de la cabeza de la imagen clavada en la cruz. Seguidamente uno de los clavos, el de la derecha, es extraído; le sigue el de la mano izquierda y luego el de los pies. Tras descender de la cruz la imagen, es depositada en el sepulcro para recorrer las calles de la ciudad en procesión. 

     Es también tradicional ascender a las cuatro de la mañana a la cumbre de un cerro cercano (Tantanmarca) que está presidido por una enorme cruz de madera y desde donde se ve  parte del Valle Sagrado.
     Tras una hora de lento ascenso por senderos que zigzaguean el cerro se llega a la cumbre. Los fieles suben acompañando al sacerdote que preside el viacrucis y llevando una pesada cruz hasta la cima.
      A eso de las seis de la mañana y tras una breve oración, el sacerdote exhorta a aquellos que lo deseen, que se agarren bien a la cruz para recibir y soportar tres latigazos (a imitación de lo que sufrió Cristo y como penitencia de nuestras faltas).
       Entre este nutrido grupo de fieles de todas las edades (unos trescientos),  abundan los jóvenes, pasando a recibir los azotes una buena mayoría.  Son azotes reales, no simbólicos. Contemplo los rostros de dolor que muestra la gente a cada latigazo. Esto y el sonoro crujir de los golpes me hizo desistir en recibir en mis carnes tal experiencia. “¡Hermanito!, ¿por qué no pasa a que le soben?” (me dicen los conocidos). Yo..., aguantando la cobardía una y otra vez a cada pregunta.
       No hace falta hablar de las preciosas vistas a esas horas del amanecer y desde este mirador.

            
No he mencionado las alfombras de flores que las diferentes entidades o grupos sociales realizan en las calles de la ciudad, por ser otro de los elementos ya tradicionales en muchos países, sobre todo en la fiesta del Corpus Cristi. Aquí, en Urubamba, la costumbre es realizarlas durante la Semana Santa.




Sábado 23 (abril). La  vigilia Pascual dio comienzo a las ocho de la tarde  y terminó a las once de la noche. Ceremonia de la luz y bautizos. Referente a esto último, hubo doce personas (niños y jóvenes) que recibieron el sacramento del bautismo. Una celebración dinámica,  amenizada por el coro parroquial de jóvenes.