DESDE EL PERÚ (23-04-2013)
Buenas noches a todos. Hoy, diada de Sant Jordi, he tenido que ausentarme de mis quehaceres cotidianos. He viajado muy
de mañanita al Cuzco. ¡Preciosa ciudad!. Motivo: cursos de capacitación para
docentes. Y así será durante toda esta semana.
Antes de cerrar el día en estas latitudes quiero
rendir un breve homenaje al Hno. Miguel Domínguez.
No relataré ninguna de sus “batallitas”, ni me
adelantaré a contar sus duras experiencias sufridas durante la Guerra
Civil. Esto lo dejo para aquel que plasme sobre el papel su rica
Biografía.
¡Miguel! Vaya para ti tan sólo esta flor, y nunca mejor que en esta diada de Sant Jordi, en que te han despedido
tantas personas allí en Cambrils.
Después de
haber convivido seis años con el Hno.
Miguel Domínguez en la Barceloneta, los superiores me enviaron a
Figueres.
Fue en esta
ciudad donde pude descubrir, entre los muchos
papeles archivados en el colegio La Salle, la amistad que le unió con aquel genio
de la humanidad llamado SALVADOR DALÍ.
Amistad que procedía de haber sido éste, alumno suyo en dicho centro.
Quedó
ratificada esta amistad y recuerdo positivo hacia el colegio cuando Dalí, ya consagrado como genio universal, vino a visitar
La Salle Figueres; y más aún,
cuando recibió en su propia casa del
Port Lligat en 1954 a los Hermanos de La Salle, acto al que corresponde esta
fotografía en la que está presente el Hno. Miguel Domínguez.
En esta
sociedad en la que solemos presumir de tantas cosas y luchamos por escalar
puestos en la misma, quedo admirado una vez más por esos grandes hombres que se
alejan de los fugaces honores y que dejan su trabajo y figura olvidada entre los
pupitres y papeles de las aulas, oculta a los ojos de la mayoría.
¿Quién de nosotros no hubiera presumido de
haber tenido como alumno y amigo a un genio como Salvador Dalí? Seguro que
muchos de los que convivisteis en las aulas con el “Copito de Nieve” jamás le
oísteis presumir de tal honor.
Vaya este mi pequeño homenaje
a la persona que he apreciado y
admirado en mi vida.
Hno. Miguel: ¡Descansa en paz!