lunes, 18 de junio de 2018

CAMINO INCA: SALKANTAY A MACHU PICCHU




Esta ruta la he realizado con un grupo de alumnos de la Carrera de Contabilidad y dirigida por el profesor Marco Antonio Tapia. Han sido cuatro días para disfrutar del paisaje Andino, el contacto con los comuneros, encuentro con grupos de diferentes nacionalidades realizando la misma ruta y la buena climatología que nos ha acompañado durante la travesía.
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Salimos de Urubamba el 31 de mayo, jueves, a las 3:00 p.m. y nos dirigimos a Mollepata en un microbús. Llegamos a dicho destino a las 6:30 p.m. Durante el trayecto hicimos una parada en el Complejo Arqueológico de Tarawasi Este nombre procede de dos palabras quechuas: “Tara,” se refiere a un arbusto y “wasi” a casa. El recinto consta de dos terrazas superpuestas unidas por una amplia escalinata. La plataforma inferior tiene una longitud aproximada de unos 100 metros, mientras que la superior no alcanza los cuarenta. En esta segunda son de admirar sus numerosas hornacinas.


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Sobre la primera plataforma y en su lado derecho se encuentra la construcción de una hacienda perteneciente a la época Colonial. Esta está edificada sobre la base de lo que fue un  palacio inca.


Tras hacer noche en Mollepata salimos en el mismo microbús (6:16 a.m.) hacia Soraypampa (3.880 msnm). Allí empezaba el lento y duro ascenso hacia el Abra Salcantay situado a 4.630 msnm.

Al llegar a la altitud de 4.150 msnm, en Salkantaypampa, hicimos una parada para recuperar fuerzas con el desayuno. Llevábamos media hora al horario previsto, pero todo estaba perfecto menos el caminar lento de algunos de nuestra expedición.



A esta altitud ya pudimos encontrar hielo en el cauce de los riachuelos. La pendiente se hacía a partir de ahora más empinada y lento su ascenso. Recordemos que el nevado Salcantay es uno de las montañas más elevadas  de la región Cusco, junto con el nevado de Ausangate en la cordillera de Vilcanota.

 Este camino inca, hoy ruta turística, que lleva hasta Machu-Picchu ha sido también el ascenso para escalar y conquistar el nevado por numerosas expediciones de diversas nacionalidades. Esta ruta suele estar cerrada durante el año por dos motivos: las lluvias y el mantenimiento.


 El cima del paso o Abra del Salkantay se logró con una hora de retraso pero con la buena salud de todos los participantes. Descanso. Fotografías de grupo y personales, inmortalizando el logro alcanzado. Nadie sufrió el mal de altura; así que viendo que ahora tocaba el descenso, nos animamos a aligerar el paso hasta la hora del almuerzo.



La parada obligatoria del grupo para la comida fue en Huayracmachay donde otros grupos también descansaron. En este lugar se pueden adquirir bebidas, aunque a precio algo elevado. Tras haber  recuperado las fuerzas, salimos animados por llegar al lugar donde debíamos acampar y así rematar la larga jornada. No era fácil el largo recorrido de descenso, pero aun así (los primeros) llegaron a las 5:05 p.m. recuperando la hora perdida y antes de que anocheciera. Este lugar es conocido como comunidad de Colpapampa.

Al día siguiente nos dirigimos a Santa Teresa en una combi (12 soles cada uno). Aprovechamos para ducharnos y descansar por la mañana. Y por la tarde, el profesor Marco se fe con los estudiantes a bañarse a las aguas termales.
Yo emprendí una nueva ruta en busca de un salto de agua que me habían hablado los lugareños. Fue una caminata de una hora y tuve que cruzar los ríos Lluskamayu y Urubamba. El primero por un largo puente colgante y el segundo sobre una “oroya”.




Esta segunda modalidad consiste en subirse en una plataforma de madera  que cuelga de un cable de acero. Uno mismo tiene impulsar la plataforma con otras cuerdas y se necesita bastante fuerza para no quedarte en medio del río. El abundante caudal y el ímpetu de las aguas hacen que uno se libere de adrenalina.

En combi fuimos desde Santa Teresa hasta Hidroeléctrica, y desde allí en tren hasta Aguas Calientes. Una vez allí nos dividimos en tres grupos para realizar actividades diferentes: Machu Picchu, visita de museos y flora-fauna (Los jardines de Mandor).



Este último, los Jardines de Mandor, es un hábitat natural en el que se puede observar una gran diversidad de flora autóctona. No menos atractivo es el cuidado paisaje, la sonoridad del bosque y la belleza de sus cataratas. Lugar cercano a Aguas Calientes (a sólo 3.5 Kilómetros). Se tarda una hora caminando en dirección a Santa Teresa.



Antes de ingresar hay un puesto de vigilancia en el que el visitante se debe registrar. El precio de la entrada es de 10 soles; cinco para los peruanos si presentas el DNI.
A las seis de la tarde subimos al tren en Aguas Calientes para regresar a casa. Llegamos a Ollantaytambo a las 8 de la noche, y de seguida rumbo a Urubamba en una combi.