viernes, 10 de abril de 2020

CORONAVIRUS-19




Ante la preocupación y situación que vivimos, bien merece un breve comentario.

     Llevo en Lima casi mes y medio sin poder viajar a Urubamba. Vine a Lima capital por dos motivos: reunión de directores y revisión médica.  Aquí me pilló la orden de confinamiento y cierre de fronteras y paralización del transporte interior del país.

Durante mi estancia en la capital, la acogida de la Comunidad de Bruño ha sido exquisita, pero los días se me hacían largos pues no vine preparado ni con lo necesario para tanto tiempo.

Así comentaba yo a primeros de marzo mis apuntes sobre el inicio de la pandemia:

“Este nuevo virus pertenece a la familia de los Coronavirus. Es una nueva cepa que no se había encontrado antes en el cuerpo humano. Se llama “coronavirus”  por tener una especie de picos en la superficie que semejan una corona. Al comienzo de su aparición se le denominó de varias formas,  quedando como la más común como CORVID-19”.

Los primeros casos se detectaron en la ciudad Wuhan, situada en la provincia china de Hubel a finales del año 2019. Se cree que este virus saltó de algún animal al humano, alcanzando una rápida propagación; de forma tal que el 30 de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud lo declaró una situación de emergencia internacional.

A mes y medio de su aparición creó una alar-ma internacional que ha repercutido en la eco-nomía. Pero, así como se propagó rápidamen-te, también avanza la investigación sobre este nuevo virus.

En Perú, ante la confirmación de 16 pacientes infectados a fecha de 11/3/2020,, el presidente de la nación, Martín Vizcarra, comunicó por televisión la suspensión de clases y actividades masivas hasta el 30 de marzo.


Esta medida fue acompañada de una serie de orientaciones para combatir a nivel personal y nacional el avance de esta pandemia, tal como lavarse con frecuencia las manos y mantener una distancia prudente entre las personas, el uso de mascarillas, etc...

    Tres días más tarde, 19 de marzo, se activó en Perú el toque de queda. Inmovilización social obligatoria a partir de las 8 de la noche hasta las 5 de la mañana. Aunque no era un confinamiento en toda regla, sí fue  una medida de las más drásticas llevadas en el continente americano.

    Próximos a finalizar la fecha del aislamiento, el jueves 26 de marzo, se dio la orden de ampliarlo 13 días, hasta el doce de abril. Esta prórroga se debió a dos motivos: la irresponsabilidad de algunos ciudadanos y la demora en hacer pruebas que detectasen el COVID-19. 

     Martín Vizcarra comunicó en esa fecha algunos datos del momento: 8.639 pruebas realizadas, 580 casos confirmados y 58 han requerido hospitalización.


Durante este período de aislamiento, el Presidente del país, anunció que el inicio de clases (forma presencial) se postergaba hasta el 4 de mayo. Mientras, a partir del día 6 de abril se trató de atender al alumnado vía digital. Todo un reto ambicioso para el país en el sector educativo.


A fecha 02-de marzo se endurecieron en el país, las medidas para frenar el avance del virus. Sólo podían salir de sus domicilios por necesidades básicas los varones en los días: lunes, miércoles y viernes; a las mujeres se les asignaron los martes, jueves y sábados. El domingo confinamiento total en todo el país. Dos datos de infectados hasta esa fecha eran: 1.414 infectados y 55 muertos.


A pesar de que Perú no tiene una organización sanitaria eficiente, distintos colectivos que trabajan en servicios públicos, sociales o privados (como ha sucedido en otros países) están dando un maravilloso ejemplo de coraje, entrega y dedicación profesional ante esta situación de epidemia. Como ciudadano, desde estas líneas, les dirijo mi agradecimiento, admiración y apoyo; y la oración como creyente.

Durante este largo período de cuarentena, las autoridades eclesiásticas recomendaron a los fieles seguir fielmente las indicaciones de la autoridad civil. A poner la confianza en el Señor  en tiempo de prueba, ya que nunca nos deja de su mano y que sostiene nuestra esperanza.



     Han sido tiempos en los que se ha manifestado la solidaridad humana y especialmente hacia las personas más débiles, necesitadas de ayuda, enfermos mayores y solos. Muchas personas y colectivos han sido un gran ejemplo de entrega generosa, no exenta de riesgos, que han ayudado en esta crisis, cada cual desde su responsabilidad.

El día 27 de marzo, el Papa Francisco elevó una oración y la bendición “Urbi et Orbi” por la emergencia mundial del “coronavirus”. Instó al mundo a “remar juntos”. "Estamos todos en la misma barca y somos llamados a remar juntos", "a activar la solidaridad, capaz de dar sentido en estas horas en las que todo parece naufragar". "Tormenta inesperada y furiosa que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades".

  
La Iglesia, frente al coronavirus

La Iglesia Católica, vio desde el inicio del “coronavirus” la fragilidad humana y cómo quedaron alteradas todas las actividades sociales y religiosas. Así surgió la necesidad de transmitir la eucaristía a través de los medios de comunicación, acto en el cual se involucró nuestra emisora Radio La Salle Rimarinacusunchis, con la finalidad de que los fieles se sintieran acompañados en su casa, especialmente durante la Semana Santa.

     En los países donde es significativo el número de fieles católicos, la Iglesia ha sabido estar junto al Estado y ha sido la institución más importante y más encarnada en la realidad del pueblo. El mismo Papa Francisco ha apoyado las decisiones de las autoridades en la cuarentena y a la vez ha pedido valentía a los curas, monjas y frailes; que no se encierren, que salgan a las calles a consolar y acompañar a la gente.

 Sé que las instituciones afines a la Iglesia forman un gran 'ejército de solidaridad' compuesto por ONGs con diversos proyectos de ayuda a los más vulnerables, múltiples servicios de Cáritas, Manos Unidas, comedores sociales, albergues, casas de acogida, asilos de ancianos, rehabilitación a drogodependientes, atención a emi-grantes, centros para la mujer y víctimas de la violencia…
¿Y qué decir del ejército de voluntarios o de los medios de comunicación, como son las emisoras, que despliegan información y ayuda a allí donde el Estado no llega a cubrir las necesidades más básicas de las personas?

En medio de esta gran tragedia humana tengo una gran esperanza. La Iglesia y la sociedad experimentarán un cambio profundo en las políticas nacionales e internacionales, así como en el corazón de cada persona, avanzando en el camino de la solidaridad y fraternidad.



                           Hno. Robert Schieler
                              (Superior General)
 
Paralelamente a esta situación de la pandemia, con fecha del 25 de marzo, el Hno. Robert Schieler nos comunicó a todo el Instituto Lasallista su traslado a Estados Unidos para someterse a un trasplante de hígado a la vez que pedía unirnos en sus oraciones.

   El Hno. Vicario General, Jorge Gallardo, nos informaba al día siguiente del éxito de la operación.  Nos pedía continuar orando por el Hno. Robert, así como por la generosa persona que donó su hígado para hacer posible el trasplante.

     El  siete de abril era dado de alto del hospital, aunque continuaba la recuperación en la Comuni-dad Ammendale, cerca de Baltimore hasta su total recuperación.

                                                                                          Siete de abril 
                                  
Este día hacemos memoria de la muerte de San Juan Bautista de La Salle, Patrono de los Educadores y Fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
 Hoy como ayer, desde aquel 07 de abril de 1719, su legado y herencia carismática sigue presente en todos los lasallistas del mundo. Sus últimas palabras fueron: “Adoro en todo el proceder de Dios para conmigo”.



Este año 2020 hemos iniciado la SEMANA SANTA prolongando el encierro con toque de queda hasta el día 16 de abril dictado para combatir el coronavirus. Las autoridades religiosas nos han invitado a celebrarla de manera novedosa en este tiempo de adversidad, a la vez que mostramos nuestra solidaridad y oración con las víctimas de la pandemia.

    Durante estos días se han programado horarios adecuados para transmitir las funciones religiosas por los distintos medios de comunicación. En Lima he podido seguir los actos litúrgicos de la parroquia de Urubamba gracias a FORASTEROTV.
    Hoy somos un pueblo sufriente. Extre-madamente frágil. De algún modo somos un pueblo crucificado por un bicho pequeñísimo que nos ha revelado nuestra pequeñez y ha hecho ridículas nuestras pretensiones vanas de grandeza, nuestras clasificaciones socia-les, nuestras vanidades y desde luego todas nuestras fronteras.

Estos días nos hacemos cargo de lo que significa la pasión del Señor y nos disponemos a experimentar que nuestro Dios es un Dios de vivos. Es un Dios de esperanza. Es un Dios que no consiente que la muerte tenga la última palabra. Pero también sabemos que no hay resurrección sin cruz. La Semana Santa nos introduce en un drama en donde se expresa la intensidad de lo humano y de lo divino, la vida y la muerte. En este drama, Jesús brilla con luz propia. Sólo Él puede salvar. Sólo en Él podemos decir con convicción “Todo va a salir bien”. ¡FELIZ SEMANA SANTA!



Este es el día en que actuó el Señor.
Sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
Porque es eterna su misericordia.
¡Aleluya, aleluya!

En este tiempo en que celebramos la victoria de Jesús, quien ha vencido a la muerte, os deseo ¡FELIZ PASCUA DE RESURECCIÓN!

Para los cristianos, la Resurrección es el fundamento de nuestra esperanza, es decir, la fe cobra un sentido de superación de los límites humanos y nuestra finitud, se ve glorificada en Cristo Jesús.
Que durante este tiempo de Pascua, nuestro vivir se encamine hacia una conversión del corazón. Que en nuestras vidas exista la paz y el diálogo sincero. Ojalá nosotros mismos seamos instrumentos de paz y unión.
















































Así que calma, amigos y tranquilitos en casa.