martes, 17 de diciembre de 2013

FINALIZANDO EL MES DE NOVIEMBRE - 2013

El mes de noviembre lo clausuré acompañando a los alumnos de Agropecuaria-II. Fue una salida de estudio ambiental.  Divididos estos en pequeños grupos, debían investigar sobre diferentes ambientes (costumbres, población, arte, religión, cultura, fauna, etc.).

La cita de encuentro tuvo lugar a las 7 horas a.m. en el terminal de carros de Urubamba. Tras acomodarnos en una combi, nos dirigimos a la comunidad de Pachar. Una vez allí, los estudiantes, pudieron tomar los primeros datos para el informe.
La plaza del municipio la decora un hermoso Pisuray; junto él, como cerrando el círculo, las dos iglesias  de la localidad. Una de ellas, la dedicada a la Inmaculada Concepción, data de mediados del siglo XVII y fue recientemente restaurada por el Instituto Nacional de Cultura por ser de gran valor histórico y artístico, invirtiéndose alrededor de un millón cuatrocientos mil nuevos soles.

El profesor Hugo Espinosa, nos proporcionó la llave para  contemplar todo el valor artístico que encierra esta iglesia colonial dedicada a la advocación de María. Destaca en su interior un precioso retablo revestido de pan de oro con sus columnas salomónicas. En el dicho retablo aún no se han colocado las imágenes que hubo en tiempos anteriores.

Se han podido recuperar numerosos frescos del siglo XVIII que decoran sus muros y que antes de su restauración estaban tapados con barro. Abundan en ellos decoraciones distribuidas en tres frisos paralelos con símbolos geométricos y otras formas más dinámicas. También aparecen elementos decorativos tales como: jarrones con flores, recipientes con frutas, aves, ángeles (unos tocando la trompeta y otros con el incensario), anagramas, frases, etc.

Una rica hornacina yace al lado opuesto de la entrada lateral. En el arco que corona la puerta principal, en su piedra clave, está diseñado el anagrama de María (patrona del recinto religioso) rematado por una corona. Y sobre dicho arco aparece una pintura de la Virgen acompañada de una figura angélica a cada lado.

Un breve recorrido por las calles de Pachar me sirvió para observar las numerosas pinturas o grafitis con los que sus habitantes han adornado las fachadas de sus viviendas. Toda una riqueza ornamental. He aquí algunas de ellas.

Desde esta comunidad emprendimos el camino que nos condujo a los restos arqueológicos de la cultura inca, conocido el lugar con el nombre de Ñaupa Iglesia. No describiré aquí este centro religioso, debido a que ya lo realicé en otra ocasión y en este mismo BLOG con fecha 01/12/2011. Tan solo muestro aquí algunas nuevas fotografías.


Continuando nuestro caminar por la vía de tren, pudimos observar en una pared vertical, unas pinturas pre-incas. Y así, pasito a pasito, llegamos al puente que permite a los vehículos ascender hasta la comunidad de Socma. Atajos alternativos al camino nos permitieron acortar distancias pero, a cambio,  un ascenso pronunciado que se nos hacía eterno.

Los accesos en coche hasta la comunidad de Socma son buenos en general, pero dependen también de la época del año, pues los caminos se ven afectados por la climatología  adversa y la geología muy inestable de sus suelos.

Los habitantes, en su mayoría, se dedican a la agricultura (papa y maíz) y al pastoreo de su propio ganado. También se fomenta el turismo rural favorecido por el entorno natural (restos arqueológicos y camino inca que lleva hasta Ollantaytambo).


Nuestro siguiente objetivo fue el salto de agua de Perolniyoq con una altura de unos 50 metros. Allí se desarrolla un rico  micro clima de vegetación (saúcos) bien tupida. Tras un breve descanso en una pequeña plataforma cercana a la cascada, proseguimos el ascenso hasta el complejo arqueológico de Ragaypata, que últimamente está siendo investigado y restaurado por el INC.


Allí, con el almuerzo, pudimos recuperar nuestras fuerzas y contemplar el hermoso paisaje que yacía a nuestros pies. Las ansias de conocer nuevos parajes y disfrutar de nuevas vistas, nos llevó a emprender el regreso por el camino Inca Real que nos conduciría hasta Ollantaytambo. Vistas con primeros planos de un paisaje árido en el que abunda el ichu; y, a lo lejos,  la majestuosa cordillera de los Andes en la que destacaban los nevados.


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