sábado, 22 de septiembre de 2012

Boda en Huilloc


22, setiembre 2012
   Julio, es un estudiante que cursa el cuarto semestre en el Instituto La Salle, tuvo a bien invitarme a la boda de su hermana Flora.
Varios fueron los motivos por los que acepté asistir.

·         Por tratarse de una persona sencilla y agradecida.
·         Porque su  familia vive en una comunidad rural en la cual conservan vivas muchas tradiciones ancestrales  y  porque  el  idioma,  tanto de  sus gentes como de la ceremonia, era en quechua.
Así que el día 22, sábado, me presenté en Ollantaytambo a la hora y lugar indicados. En este municipio se hicieron los trámites civiles  en primer lugar, a los que siguió la ceremonia religiosa en la parroquia de dicha localidad.

    La casi totalidad de los asistentes, incluida la joven pareja contrayente, lucían los ponchos y gorros  típicos de la comunidad rural de Huilloc.

Las madres de Flora y Claudio lucían un hermoso ramo de flores para las ofrendas. Los varones, más discretos en esta ocasión, pasaban casi desapercibidos.

   Terminada la ceremonia nos trasladamos en comitiva hasta la salida de Ollantaytambo, desde donde partimos en carro hacia la comunidad de Huilloc, pequeña localidad rural en donde residen las familias de ambos jóvenes esposos. Allí continuó la fiesta hasta el atardecer.


  Toda la comunidad de vecinos colaboraba en preparar la comida preparando todos los ingredientes necesarios. Mientras, iban llegando nuevos invitados, en su mayoría de las comunidades rurales vecinas, ataviados con su colorida vestimenta. Acomodados sobre el pasto del lugar, mitigaban la sed con la chicha o cerveza que servían los más jóvenes;  y para los estómagos más delicados, como el mío, una gaseosa (nombre que dan aquí a todas las bebidas embotelladas).

   Fue una jornada llena de talles que se iban acumulando en mi conocimiento sobre las tradiciones  y la cultura que pervive en esta zona andina. Me limitaré a exponer lo que antes he denominado “pachamanca”.
Se trata de uno de los platos más típicos del  Perú y que consiste en la cocción de papas y carne (chancho o vaca) en pequeños hornos realizados en tierra. Previamente se enderezan con ingredientes y especies propias de la zona.

     La expresión “pachamanca” procede del quechua. Su significado es: PACHA, «tierra» y  MANCA, «olla». Esto es: «olla de tierra». En la actualidad   es uno de los platos típicos en todo el Perú  con sus variantes en la elaboración  e ingredientes. He de señalar también  que se trata de un ritual comunitario, no sólo de los pobladores más cercanos, sino de todos los habitantes del valle. Se trata pues de una celebración y de un encuentro vecinal.

    Es toda una técnica el construir ese horno en tierra. Para ello se utilizan piedras refractarias carentes de sulfuro (altera el sabor) que se calientan con la combustión de leña. Una vez caliente el horno se introducen las carnes  ya maceradas y se cierra el horno herméticamente. Transcurrido el tiempo que indica la experiencia, se procede a abrirlo y extraer las carnes depositadas en su interior para ser servidas.

   En esta ocasión, la música y la bebida acompañaban el ágape y las conversaciones entre los comuneros. También la climatología se alió a favor nuestro resultando una jornada festiva, agradable en todos los sentidos. Queda señalar la entrega de regalos o donativos que se iban ofreciendo a los jóvenes esposos tras la deliciosa comida y a lo largo de la tarde.
Y, ¡cómo no! Los rostros de los niños y adultos esperando ser captados en alguna instantánea. 









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